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“No salgo corriendo como los demás, estoy acá… Yo no me escondo y estoy acá. No hay soluciones mágicas, vengo a trabajar por ustedes” Sergio Berni, Ministro de Seguridad de la Provincia de Buenos Aires, a trabajadores choferes de colectivos, que protestaban por el asesinato de un compañero.

En las primeras horas del día de hoy delincuentes asesinaron, de un tiro en el pecho, a Daniel Barrientos, un trabajador de 65 años que se desempeñaba como chofer de la línea 620 de colectivos. El hecho se produjo en Virrey del Pino, distrito de La Matanza. Uno de los bastiones políticos más importantes del conurbano bonerense. Es el partido más grande y con mayor cantidad de habitantes y es donde se disputan más fuertemente distintos sectores políticos, de cara a las próximas elecciones.

Berni cuenta entre su currículum, haber sido un militar infiltrado en los conflictos de trabajadores en el sur del país, así como haber protegido a la Policía Bonaerense en la desaparición seguida de muerte de Facundo Astudillo Castro, de quien se cumple el tercer aniversario de su desaparición el próximo 30 de abril. Su cuerpo fue hallado sin vida el 15 de agosto del 2020. Al día de hoy, a pesar de que lo último que se sabe de él, es que había sido detenido por una patrulla de la policía de la Provincia de Buenos Aires, hasta el momento no hay responsables detenidos de esa fuerza.
Sin embargo, su principal característica ha sido la construcción de un personaje, cuasi televisivo de una especie de rambo, exhibiéndose con armas largas en varias ocasiones emitiendo declaraciones polémicas, que denotaban una clara intención de formateo de alguna clase de candidatura electoral.
Esta misma situación lo llevó a hacerse presente en diferentes conflictos, como por ejemplo en el operativo de desalojo del asentamiento de Guernica y haber asumido el recorrido nocturno por varios barrios conurbanos, como por ejemplo la noche, en plena pandemia, que recorrió el barrio La Cañada con Viviana Canosa, en directo por la televisión.

Sin embargo, el día de hoy no fue igual.

Los compañeros de Barrientos cortaban Alberdi en su intersección con General Paz. Del lado de Provincia, sobre avenida Juan Manuel de Rosas, Lomas del Mirador, La Matanza. Una medida en congruencia con 86 líneas de colectivos de la zona oeste del conuebano.
Tal como su estilo construido lo indica, se hizo presente el Ministro de Seguridad Bonaerense Sergio Berni. Se dirigió en helicóptero. Al parecer no había analizado bien la situación de hastío, cansancio, bronca, dolor e indignación de los compañeros de trabajo del chofer asesinado. Fue recibido con toda esa mezcla de emociones fuertes y encontradas. Lo identificaron inmediatamente como blanco donde descargar todo el dolor que atravesaba los sentimientos de todos esos trabajadores, que de alguna manera representan esa bronca popular que aún no se manifiesta.

En un año electoral como éste, la vida cotidiana se ve afectada.

Existe en nuestra sociedad un nivel de disputa política entre sectores que representan a los principales partidos con acceso al poder del Estado, verdaderamente despiadada. Los niveles de violencia política, sin duda, están aumentando mientras nos acercamos más a las elecciones.
A partir del fallido atentado contra CFK, no paró de crecer la violencia política en el país. Hace pocos días, un grupo de ultra-derecha atacó a tiros un local del partido Izquierda Socialista-FIT, en la ciudad de La Plata. Ni hablar del anuncio de Alberto Fernández de enviar al Ejército a Rosario para colaborar en la lucha contra el narco-tráfico haciendo “obras de urbanización”, o del comunicado del Estado Mayor Conjunto estableciendo nuevas fronteras al interior del país, más precisamente en los sectores de explotación extractivista, donde movilizarían sus fuerzas para proteger esos sectores estratégicos.

Acerca de quien puede capitalizar políticamente este acontecimiento podemos establecer algunas hipótesis:

  1. No parece ser éste un hecho en el que el gobierno de Axel Kicillof saque algún rédito. Muy por el contrario, ante la posible candidatura de Axel, semejante escándalo no lo favorece demasiado.
  2. Sergio Berni no podrá capitalizar este hecho, ya que su imágen de Rambo fue absolutamente destruida a trompadas y piedrazos por un grupo de trabajadores.
  3. Larreta, con su Policía de la Ciudad, fue quien finalmente rescata del linchamiento al Ministro de Seguridad de la Provincia de Buenos Aires. Es que el conflicto se dio en la frontera misma de capital y provincia. Es decir que aquí hay un posible beneficiado por los acontecimientos de hoy.
  4. Los sectores de derecha con tendencia extrema (Macri, Bullrich, Morales, Milei y Espert) observan con beneplácito, por haber impuesto un método de disputa en donde ellos se sienten fuertes: La violencia política.
  5. El Albertismo pierde con esta circunstancia. La pasividad de su propio ministro de seguridad Aníbal Fernández, hizo que cobrara notoriedad la intervención de Larreta con su Policía de la Ciudad.
  6. El Massismo, puede solidarizarse, pero hacia adentro su construcción viene por otro lado.
  7. El Cristinismo, acusa el golpe más allá de que Berni hace rato hizo público su desvinculación de esta corriente interna del peronismo. Es que es una persona muy ligada a los Kirchner históricamente.
  8. Para lxs trabajadores y el pueblo, la mejor capitalización no va a ser electoral. Va a ser política, pero en experiencia. Estas imágenes demuestran como lo que se establece como imposible o como lo correcto, puede ser posible y que la incorrección política puede hacer emerger un descontento social amañado, silenciado y que casi se encuentra con miedo a salir. Hoy salió. Hasta se escuchó un “Que se vayan Todos”…
  9. Para la izquierda electoral, tal vez se anote un punto hacia la interna, reafirmando sus postulados de “Fuera Berni”, que caracterizó a este sector mientras toda la gestión del ministro de seguridad bonaerense.
    Hasta se podría elaborar un paralelismo con la trompada al comisario Alfredo Fanchiotti, asesino de Darío Santillán y Maximiliano Kosteki allá por el 2002 en Avellaneda, en la estación de ferrocarril que hoy lleva sus nombres. Aquella trompada señaló de tal manera al comisario, que luego de las fotos que lo incriminaban como el asesino, ayudó a que no solo la condena jurídica lo alcance en forma perpetua, sino que además sea portador de una infranqueable condena social.

Lo cierto es que a pesar del dolor por el asesinato del chofer, la indignación de los trabajadores, la desidia de la inseguridad, y los golpes a Berni, todas las situaciones de violencia política tienen un tufillo a opereta. Es decir, que sobre estos acontecimientos verdaderamente graves, hay quienes montan acciones con la intención de sacar alguna clase de rédito político en un año completamente electoral. Esta cuestión es todavía más irritable que el propio hecho.

Los vivos que intentan beneficiarse con actos de esta magnitud, para luego ver si sacan un voto más. Bajísimo. Eso es lo que detesta el pueblo de toda la “clase política”, y al mismo tiempo es el soporte que alimenta el discurso de la derecha más extrema, que luego en el poder del estado hace lo mismo reprimiendo al pueblo para que no proteste.

Por Orlando Agüero (dirigente del Frente popular Dario Santillán)

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